Friday, January 18, 2013

Disfrutando.



Todos estos días junto a mi novio fueron algo muy hermoso. Recuerdo que el primer día que lo ví en el aeropuerto fue algo extraño, fue increíble  volver a tomarlo de la mano, abrazarlo, besarlo y saber que estaba cerca de mi una vez más. Fue algo muy bello.

Pronto comenzamos a disfrutar de aquello que nos gustaba hacer juntos. Ese día recuerdo que yo quería que fuéramos a caminar en la noche; como regularmente lo hacíamos, pero el me dijo que ya no era tan seguro hacerlo. Recuerdo que eso me dio tristeza. Después, fuimos en su carro a comprar algo para cenar.

Uno de los días más bonitos que pasamos, fue cuando fuimos al Centro Histórico de la Ciudad de México. Estar ahí siempre me recuerda muchas cosas.





Me gustó mucho pasear de nuevo con él, tomados de la mano platicando y comprando nuestras chucherías favoritas.






También paseamos por la Alameda Central y platicabamos sobre lo que pensabamos de la remodelación que le hicieron. No perdimos la oportunidad de tomarnos fotos en varias de las fuentes de la Alameda. 




Habíamos perdido energía y la hora de comer había llegado. Así es que fuimos a comprar unos deliciosos tacos como regularmente lo hacíamos: en frente del Centro Cultural Jose Martí.




Después, caminamos un poco más y nos tomamos una foto en el kiosco que adorna la Alameda Central:





Caminamos por la calle Francisco I. Madero y entramos al patio que está junto a la Torre Latinoamericana, justo en frente de la casa de los azulejos.





Después, pasamos a una Iglesia que se encuentra ahí cerca, en donde mi novio record que ahí asistía a vigilias con su papa. Me platicó de que se trataba y me enseñó dónde se dormían las personas que iban. Me dijo que tenían horarios específicos para resar, y que de las 2 a las 4 de la mañana eran los más difíciles ya que el sentía mucho sueño. Aún recuerdo que su papa lo condicionaba a el y a sus hermanos para que fueran. Ahora él no asiste a ninguna vigilia. 





Continuamos nuestra caminata, decidimos tomar un descanso y aprovechamos para fotografiarnos una vez más.




Con animos de tomar algo tradicional, aprovechamos para ir a una de nuestras pulquerías favoritas. El pulque sera una de las cosas que jamás encontraremos en otro país.

La pulquería se llama las duelistas y ojalá se den el gusto de visitarla y ver los murales que le adornan.







El lugar estaba lleno como de costumbre. Nosotros comenzamos a deleitar nuestro rico pulque de apio.





iSalud!





Más tarde fuimos a la Cineteca. Desde a fuera pudimos percatarnos del nuevo diseño de uno de nuestros lugares preferidos para ver cine de arte.




También vimos el moderno diseno del que era nuestro lugar favorito para ir a pasar una tarde de cine de calidad:



Todavía no está concluida la remodelación. Definitivamente rompió con el diseño tradicional, pero consider que no está mal que hayan realizado cambios, claro siempre y cuando los precios sigan siendo los mismos. La librería todavía no estaba lista, pero al parecer pronto lo estará. Incluso habrá un museo.

Aquí está mi novio y futuro esposo; tan guapo como siempre.






La Cineteca siempre guardara bonitos recuerdos.





Mas tarde estuvimos un rato viendo la película que se proyectaba al aire libre. Después, decidimos ir al Centro de Coyoacán; aprovechando que nos quedaba cerca.

Pero antes nos unimos por unos instantes a una posada.







La hermosa luna también nos hacia compañía.




Después de algunos minutos llegamos al Centro de Coyoacan: hermoso como siempre y lleno de gente.






Estando ahí disfrutamos de un rico ponche y a la vez escuchabamos villancicos en vivo. Más tarde supe que a mi José no le gustaban.



También llegamos a la última parte de la interpretación de un grupo que no tocaba  mal y que por cierto lo conocí mi novio.






Más tarde comimos unos ricos esquites: estaban calientitos y deliciosos. Sentados en una banca los comimos, veíamos a la gente caminar y platicabamos.




Y así fue como volvimos a disfrutar de esos espacios testigos de este bello amor.