Sunday, August 24, 2025

Visitando Ámsterdam

 Llegó la hora y nos lanzamos al siguiente país europeo, Países Bajos. Recuerdo que ese día el aeropuerto estaba lleno, hasta vimos unos chicos y chicas que traían chamarras con la banderita de México. Parecía que iban a Países Bajos a competir, o algo así. Entramos a la sala y ahí esperamos hasta que el avión se fuera, el vuelo solo duró 1 hora y media. 

Al llegar, nos dirigimos a comprar el pase para poder usar el transporte público. Luego, nos dirigimos al hotel. Desde el aeropuerto, había transporte que nos llevaría hacia el hotel. El área donde estaba el hotel se veía muy remota, incluso parecía que era del tipo de hoteles en donde envían a la gente cuando pierden sus vuelos de conexión. Una vez que nos establecimos, decidimos ir a buscar que cenar. Decidimos ir a un sushi que no quedaba muy lejos y en el camino pasamos por un complejo de apartamentos en donde nos encontramos estas lindas estatuitas de animales.




También vimos este edificio, me parecieron chidas sus ventanas.



Logramos ver algunas de las cosas que desechan los amsterdaneses.



Luego nos deleitamos de un rico sushi. En el lugar nos encontramos una pareja de locales que nos observaban mucho y nos saludamos. También los que nos dieron el sushi eran bastante amables. Les intentamos hablar en inglés, pero parece que les costaba trabajo. Nos dijeron que eran nepalíes. Su sushi les quedó delicioso. Sospechamos que el barrio a donde fuimos no era tanto para turistas, por eso tal vez les parecíamos raros.





Algo que me fascinó de Ámsterdam fue que hay bastantes edificios muy impresionantes. Aquí algunas fotos de algunos de los edificios.






Pasamos por este edificio cuando fuimos al sushi :0




El metro también tenía excelente diseño y no se congregaba mucho.



 











Al siguiente día, nos dirigimos al Red light district donde de paso compramos unas sudaderas y una camisa para mi mami. El señor fue muy amable y hasta me hizo un descuento para la camisa que le compré a mi mamá. Tomé una foto de su sección de dulces y recuerditos. En Ámsterdam la marihuana es legal así es que hay bastantes productos con la planta de la marihuana y varios sin duda incluyen su sustancia.


 





Luego nos dió hambre y que nos lanzamos a probar un lugar de comida Mexicana. Ambos nos pedimos unos burritos que estaban exquisitos.




También caminamos un poco por una zona donde había prostitución porque vimos algunas mujeres posadas en vitrinas. También el ambiente se sentía algo pesado, se veían muchos hombres como vigilando.



Compramos 2 Go City pases para dos días y creo que fue mala idea comprarlos porque varias de las atracciones/actividades que habíamos planeado no estaban en funcionamiento. Por ejemplo, un crucero en el canal de Ámsterdam el día que planeamos tomarlo estaba cerrado y yo dudo que en realidad estuviera abierto algún otro día, porque se veía medio abandonado el lugar. El autobús que recorre la ciudad resultó que no estaba incluido y yo creí que si, como lo es en otros países. En fin, decidimos caminar al rededor del canal de Ámsterdam y tomamos unas excelentes fotos.




Por ahí me compré ese gorrito rojo que me hizo un buen paro para el frío.

También, la lluvia apareció en varias ocasiones y nos pusimos nuestros ponchos de 1 dólar que nos compramos para nuestro viaje y por cierto nos acompañó en todo momento. Prácticamente los usamos en cada país que fuimos.



Esta zona me parecía muy bonita. Ver esos tranvías atravesando la ciudad me parecía hermoso. Incluso cuando llegué a la ciudad donde vivo, imaginaba cómo sería si existiera más transporte público.






Al día siguiente fuimos a visitar el castillo Muiderslot, el cual estaba fuera de la ciudad. El camino nos encantó, pues se veían bastantes áreas verdes. Tuvimos un pequeño percance, pues para llegar al castillo tomamos un tren y al parecer, el pase que habíamos comprado no lo incluía. Lo raro fue que pudimos tomarlo hasta donde necesitábamos llegar, pero al pasar nuestro pase, no nos dejaba salir. Afortunadamente un señor muy amable nos dijo que iba a pasar su pase para que nosotros pudiéramos salir. Antes le pedimos ayuda a una mujer, pero no nos quiso ayudar, incluso cuando vio que el otro señor nos ayudó, ella le dijo algo, la verdad no le entendimos, pero seguramente le dijo algo así como que no nos ayudara. En fin, le agradecimos mucho y nos salimos. Ya afuera, descubrimos que aún necesitábamos tomar otro transporte para poder llegar al castillo y la única opción era un Uber. Había un carro estacionado a fuera y le preguntamos cuanto nos cobraba, tratamos de regatear con él, pero no aceptó, así es que solo le pagamos lo que pidió. Parece que no teníamos buena señal, por eso no pedimos un Uber. El chofer se veía como tipo Indio, íbamos platicando con él y decía que en América era peligroso por todas las balaceras. Le dijimos que sí, que era algo muy preocupante. También hablamos un poco sobre lo caro que es el sector salud. El camino nos fue muy ameno platicando con el conductor.



Al salir del metro 😍


Al llegar al castillo, usamos nuestros pases de Go city, así es que se sintió bien no tener que pagar la entrada.

Fue el primer castillo que visitábamos en nuestras vidas, así es que nos emocionamos mucho y tomamos muchas fotos y videos.





















Al salir del castillo nos dirigimos a una parada de autobuses donde esperábamos un transporte que nos llevaría de regreso al metro. Pasó algo muy interesante pues en la parada había un neerlandés de aproximadamente 65 o 70 años, quizá más, que nos hablaba de repente en Neerlandés. No le entendíamos nada, quizá nos decía que ya se había tardado el transporte, o que se yo. Yo le respondía moviendo la cabeza y le decía algo así como -Aha!. Luego, llegó una pareja que traía una bicicleta, se veía que eran turistas he incluso hablaban inglés. Entonces el señor les empezó a decir en su idioma muchas cosas, las personas no le entendían, entonces se acercó a mí para que yo le tradujera al señor, el señor pensaba que yo le entendía y yo así de, no entiendo que me quiere decir. Entonces saqué mi teléfono y puse mi aplicación que uso para traducir. Le decía al señor que hablara fuerte para que la aplicación tradujera lo que decía, pero el señor no entendía qué debía hacer. El otro señor al que le trataban decir algo, también trataba de entenderlo y al final entendió que el señor decía que las personas que usan bicicleta debían irse a una parada que estaba en frente, porque si no ahí donde estábamos no los iban a levantar. Yo concluí eso porque cuando la pareja se fue, el señor se quedó más tranquilo y me seguía diciendo cosas a mi he he. Se me hizo muy tierno el señor y se me hizo curioso que quería que yo le tradujera. Como yo le hacía señas de afirmación él pensó que le estaba entendiendo y por eso supuso que yo sabía neerlandés.

Luego, llegó nuestro Uber por nosotros y ya nos fuimos, me despedí del señor diciéndole -adiós, pero no me vio.

Más tarde nos lanzamos a la torre A’dam, donde pasaríamos un rato agradable en el Madam skybar y nos subiríamos al columpio que estaba en el observation deck. La entrada la incluía el pase, pero aun debíamos pagar creo $16 euros para columpiarnos. La experiencia fue única y el paisaje hermoso. No les quería contar pero la primera vez que nos subimos, casi lloro, sin duda se me hizo muy extremo. Luego, fuimos a tomar un vasito de vino y decidimos volver a subirnos y esta vez lo disfruté más. Mi esposo lo disfrutó en todo momento, creo que él no se espantó tanto.








La vista del columpio desde abajo 😱





Luego decidimos cenar y de gustar más vinito.



Desde ahí, vimos pasar varios barcos como este, que parecía que llevaban mucha basura.




La vista se veía espectacular.




También tuvimos la suerte de bailar un poco y platicamos brevemente con un chico que se veía que también disfrutaba de la música.




Llego la hora de irnos en el barco que nos llevaría de vuelta a la ciudad. Fue bonito mientras duró 😭




Al día siguiente ya no se nos hizo ir a Zaanse Schans en donde podríamos ver los molinos de viento. Una porque debíamos averiguar dónde comprar el pase corrector para tomar el tren que nos llevaría y segunda algo nos quitó un poco de tiempo. Fuimos a un lugar a almorzar, donde de hecho estuvo deliciosísimo. Mi esposo pidió unas carnitas de cordero y yo una pasta que no puedo olvidar, estaba super deliciosa. Algo que era interesante en Países Bajos era que no nos daban agua, como lo hacen en Texas. En donde vivimos, en todo restaurante a donde vas, de ley te dan agua. Bueno en Países Bajos no, incluso si les pedías agua no te entendían tampoco, porque la pronunciación de agua no es la misma en Países Bajos como lo es en Estados Unidos porque su pronunciación del inglés es inglesa. El lugar se veía bonito. Había pocas personas y el mesero fue super lindo porque al momento de pagar, resultó que nuestras tarjetas no pasaban. El muy amable nos dijo que más tarde le trajéramos el dinero, así es que nos fuimos a buscar un cajero. Caminamos y caminamos y en el camino nos distrajimos tomando fotos de carros chiquitos y de un puesto de quesos. 




Aprovechamos y compramos dos quesos.




Luego, encontramos una mini tienda donde había un cajero. Odiamos ese cajero porque nos cobró un cargo solo por no elegir la opción correcta al momento de sacar el dinero. En fin, aprendimos que debíamos de sacar suficientes euros desde el aeropuerto. Luego, fuimos a pagarle al chico. También compramos un par de quesos, y nos gustó el hecho de caminar en una zona donde era más de locales. El chico nos agradeció y nosotros a él y luego nos fuimos.

Ya esa situación nos quitó algo de tiempo y mejor decidimos dirigirnos a un lugar para rentar un par de bicicletas y vivir la experiencia de andar en bici en una de las ciudades donde más se usa como medio de transporte.

Aquí unas fotos que nos tomamos esperando el metro en el barrio de locales que pudimos conocer.





Caminamos un poco por la ciudad de Ámsterdam y tomamos más fotos lindas.



Peyote en Amsterdam 😧



Al pasear por este lago, vimos que por ahí había algunas bicicletas abandonadas y parecía que la gente o la ciudad las adornaba para que se vieran como obras de arte. También había unas que otras por ahí oxidadas. Seguro muchas las sacan del mar del norte, así se llaman las aguas de los canales que rodean Ámsterdam.






Ave parlando




Después nos dirigimos a rentar nuestras bicis. La experiencia resultó bastante interesante y arriesgada. La renta de la bici también salió gratis gracias a nuestro pase. El señor que nos las rentó fue muy amable, pues no encontraba una bicicleta como para mi tamaño y estuvo buscando un rato. La bicicleta que me dió, aun se sentía grande para mí, pero aun así me avente a usarla.

Aquí algunas fotos de lo que logramos ver durante algunas paradas que hicimos.








Creo que tenía una idea romántica de andar en bicicleta en Ámsterdam porque resultó ser algo un poco estresante. Primero no tenía la bicicleta adecuada para andar a gran velocidad, luego, los amsterdaneses pasaban a gran velocidad o te arrebazaban super rápido. Luego, me costaba trabajo entender las rutas. Hubo un momento en el que el camino era tan reducido y era de ida y vuelta. En el lado opuesto venía un chido que intencionalmente se puso en nuestro carril como para timarnos y que nos saliéramos del camino, afortunadamente no lo hicimos y solo resistimos en el carril donde íbamos hasta que él regreso a su carril, aunque no pasó nada, fue una experiencia muy desagradable.

Lo que si notamos fue que la mayoría de los amsterdaneses eran delgados y obviamente una de las razones es porque hacen un buen de ejercicio por el uso de la bicicleta. Ellos tal cual usan la bici para ir a todos lados. Es admirable y sin duda es una habilidad que cualquiera adquiriría al vivir ahí.






Ese día tuvimos como alternativa ir al museo de Van Goh, pero no lo incluía nuestro pase, así es que íbamos a tener que pagar $40 euros por dos personas. Decidimos mejor no ir, porque tampoco somos muy fans.

Al día siguiente nos tocaría irnos a nuestra siguiente parada, Berlín y antes de irnos del hotel nos tomamos estas bellas fotos.






A fuera del aeropuerto antes de tomar nuestro siguiente vuelo...



Visitar Ámsterdam fue muy único. Al andar por sus calles se sentía como esa ciudad con historia e identidad. La gente fue amable y fue impresionante ver como las personas eran tan hábiles usando la Bicicleta como medio de transporte. Habían bastantes turistas, así es que es entendible que de pronto se ponga caótica la ciudad. Aún así, siempre sentí muy buena vibra de los locales. Sin duda nos encantará volver y esta vez si visitaríamos lo molinos de viento.




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