Wednesday, March 12, 2025

Dinamarca: Uno de los Países Más Felices del Mundo

De Suecia continuamos nuestro viaje hacia Copenhage, Dinamarca. Llegamos al aeropuerto a las 5 a.m. y tomamos el avión a las 7 a.m., en un vuelo que duró apenas 1 hora 10 minutos. Cuando llegamos a Copenhagen, nos sorprendió la ausencia de un control de migración en el aeropuerto, lo que nos permitió entrar al país sin ninguna revisión. Una vez más, nos quedamos con las ganas de nuestro sellito en el pasaporte hehe. Aprendimos que al ingresar a Europa, el control migratorio se realiza solo una vez, permitiendo viajar libremente entre otros países europeos.

En Dinamarca, nos hospedamos en un lugar cerca de Copenhague. A diferencia de nuestra experiencia en Suecia y Finlandia, donde los anfitriones nos recibieron en persona, conversaron con nosotros y nos dieron recomendaciones de lugares para visitar, aquí el trato fue más distante. Para recoger la llave, tuvimos que ir a una casa cercana, donde estaba guardada en una pequeña cajita de seguridad. Una vez dentro del departamento, nos llamó la atención su estilo artístico y peculiar. Sin embargo, algo que nos intrigó fue una puerta dentro del mismo departamento con un letrero que decía "No abrir". Al principio pensamos que más tarde llegaría alguien más que vivía ahí, pero nunca ocurrió. Desde el balcón, la vista se veia asi.


Cerca del balcón, recuerdo haber visto un libro con fotografías de distintas telas en diversos colores, cada una acompañada de una explicación. La pared tenía un tono indefinido, una mezcla entre café y mostaza, que le daba un aspecto similar al de una pared de adobe. Incluso su textura era irregular, con algunas partes ásperas y agrietadas. Aunque personalmente nunca elegiría un color así para mi casa, debo admitir que se veía original y armonizaba perfectamente con el estilo del departamento. La cocina también tenía un diseño único, como se puede apreciar en este video.




Cuando tomamos el metro, nos encantó su diseño. Era espacioso, moderno y estaba muy limpio. Además, su funcionamiento era muy eficiente, lo que hizo que nuestra experiencia de viaje fuera aún más agradable.






Desde niña, Dinamarca siempre me había llamado la atención. Recuerdo leer en revistas que era uno de los países más felices del mundo, y esa idea me fascinaba. Me preguntaba cómo sería vivir allí y me imaginaba un lugar hermoso, limpio y ordenado. Siempre tuve en mente que algún día viajaría a Dinamarca o incluso llegaría a vivir ahí.

Sin embargo, el lugar donde nos hospedamos no reflejaba del todo esa imagen idealizada. La zona no se veía particularmente limpia ni armoniosa, y en cierto modo me recordó a la Avenida Izazaga en el Centro Histórico de la Ciudad de México, aunque con menos tráfico y menos gente. Algo que sí llamó nuestra atención fue la cantidad de personas que usaban bicicletas como su principal medio de transporte. Cerca de la entrada del metro había un estacionamiento lleno de bicicletas, y dentro de la estación encontramos otro, aunque este no estaba tan ocupado.


Decidimos ir a descansar un rato antes de salir a almorzar. El lugar al que fuimos ofrecía un platillo llamado kebab, una especialidad del Medio Oriente que consiste en carne de cordero con vegetales, envuelta en una especie de gordita. El que probamos estaba delicioso. Mientras comíamos, notamos una manifestación en la calle, donde un grupo de personas vestidas de negro sostenía pancartas con mensajes en árabe. También llevaban una bocina desde la cual se escuchaban cantos o rezos, por lo que asumimos que eran musulmanes, aunque nunca supimos exactamente el motivo de la protesta.


Un poco antes de llegar al restaurante, habíamos visto otro grupo de manifestantes, quienes parecían ser daneses y también estaban protestando. Sus pancartas, escritas en inglés, decían "No a la gentrificación". Recordé que, días antes, había leído sobre una controversia en las escuelas danesas, donde algunos padres de estudiantes, posiblemente musulmanes o judíos, se habían quejado porque en los comedores servían carne de cerdo y pedían que se eliminara del menú. Sin embargo, muchos daneses se oponían a esta petición y exigían que se mantuviera. Todo esto parecía estar generando una gran tensión en la comunidad en ese momento. No sé si la situación haya cambiado desde entonces, pero espero que se haya encontrado una solución.

Hace poco me enteré de que en Dinamarca prohibieron el uso de la burka, una medida que seguramente ha generado inconformidad entre la comunidad musulmana, ya que su uso es una parte fundamental de su identidad y creencias. Durante nuestra estancia en el país, notamos un ambiente un poco tenso, y me imagino que esto podría estar relacionado con la convivencia que hay entre los inmigrantes, especialmente musulmanes y judíos, y la población danesa.

No prestamos mucha atención a la tensión social y decidimos salir a recorrer la ciudad. En nuestra primera tarde, visitamos varias iglesias, donde nos impresionaron los majestuosos órganos que adornaban sus interiores.





También pasamos por un lago de aguas del mar Báltico, donde vimos una gran cantidad de medusas bebé. Nos sorprendió muchísimo, y aprovechamos la oportunidad para tomar algunas fotos.

 



Algo que tienen en común Copenhague, Estocolmo, Helsinki y los Países Bajos es el uso de la bicicleta como medio de transporte. De hecho, en algunos lugares, puede llegar a ser peligroso para los turistas, ya que, en muchos países, se está acostumbrado a que las bicicletas cedan el paso a los peatones. Sin embargo, en estos países europeos, la prioridad la tienen las bicicletas, y los ciclistas suelen ir a gran velocidad. A pesar de eso, en Copenhague no sentí tanto peligro con las bicicletas como en los Países Bajos. Ya les contaré esa anécdota en el post que hare sobre nuestro viaje a Paises Bajos.


Después, regresamos a casa para ponernos guapos, ya que esa noche visitaríamos el Klub Werkstatt, un lugar muy recomendado por los daneses que resultó ser único.

 De camino al Klub Werkstatt




Para llegar al lugar, tomamos un autobús donde nos pidieron a todos que mostraramos nuestros pases, lo cual nos pareció un poco raro, ya que en ningún otro país nos lo habían pedido hasta ese momento. Al llegar, vimos a un montón de chicos y chicas que iban a tomar el autobús en el que nos bajaríamos. No sabíamos si venían del lugar al que íbamos o si vivían en la zona y se dirigían a otro lado a divertirse. Nos bajamos y, para llegar al lugar, caminamos por una zona que parecía estar llena de bodegas. La zona tenía un aire de puerto comercial, con grandes cajas de metal apiladas, como las que se usan para transportar mercancías por mar. La zona nos pareció muy única, nunca habíamos ido a un lugar de diversión rodeados de tantos contenedores marítimos.

Cuando llegamos al lugar, nos dimos cuenta de que la mayoría de las personas eran locales, aunque había algunos turistas. Pedimos una jarra que, si no mal recuerdo, sabía a mojito. Esa bebida nos puso muy de ambiente. Más tarde, nos dio un poco de sed y, al pedir agua, nos vendieron cartones con agua. Fue curioso, porque en donde vivimos siempre nos regalan el agua y la dan en vasos de plástico. Aunque el contenedor era diferente, debo decir que el agua estaba muy rica, y no sabía a cloro como en donde vivimos.

La noche siguio y el ambiente estaba de lo mejor.




A esta chica la encontré en la fila del baño. Comencé a hacerle un poco de plática, y luego José salió del baño y seguimos conversando con ella. Su nombre es Sally. Me contó que rara vez podía practicar su inglés, pero aún así hablaba muy bien y nos entendía perfectamente. Le sorprendía mucho que viniéramos desde tan lejos. Hablamos de varios temas, como de política, la vida en nuestros países e incluso algunas cosas personales. Sally nos compartió que extrañaba mucho a su mamá, quien había fallecido, y también nos dijo que no estaba muy contenta con las decisiones del gobierno actual. La plática fue breve pero muy agradable. Como sus amigos la esperaban, nos despedimos de ella y nos metimos nuevamente al lugar.

 


El baño también era interesante. Recuerdo que era un espacio compartido por hombres y mujeres, pintado de color vino con una luz tenue que le daba un ambiente algo íntimo. Dentro del baño, había un anuncio que me pareció muy genial, ya que mostraba el apoyo y la atención que le brindaban a sus visitantes. Fue un detalle que realmente me llamó la atención. Ojala más lugares hicieran algo parecido.


Después de tanto bailar, decidimos irnos a casa. Ya veníamos un poco tomados, y no recuerdo haber tomado estas fotos. Seguro quería tomar foto a los buzones, pero mi bebe se atravesó en el momento justo, haha.



También ocurrió un pequeño percance al regresar a nuestro hogar. Cuando íbamos subiendo las escaleras para salir del metro y caminar hacia nuestra casa, un chico pasó junto a José y lo empujó a propósito. Ese chico iba con otro muchacho, que calculo tendría unos 20 años. José comentó que ya nos venían siguiendo. Afortunadamente, no pasó a mayores y simplemente seguimos nuestro camino. Pasamos por una tienda a comprar leche y unos pastelitos. El señor de la tienda fue muy amable y trataba de hablarnos en inglés, aunque no se le entendía mucho. Luego buscó y buscó hasta que finalmente encontró la leche. Nos sorprendió que en ese lugar estuviera abierto a esa hora, ya que eran como las 2 a.m. Era un establecimiento que parecía una mezcla entre una verdulería y una tienda de abarrotes.

Saliendo del metro esa noche.


Al día siguiente amanecimos un poco crudos, pero aun así nos fuimos de paseo y visitamos algunas zonas bonitas.

Visitamos por fuera el Frederiksborg Castle.

 


 


También dimos un paseo en barquito por el Nyhavn Harbor. Nos sentíamos un poco crudos y el malestar nos duro como hasta las 2 o 3 de la tarde.



Durante nuestro paseo vimos unos edificios interesantes.










Fuimos a comer en una ocasion a un restaurante Mexicano. La ambientacion del lugar era muy representativa de México y nos hacia sentir como en casa.

 



Los tacos, aunque no sabían 100% mexicano, tenían muy buen sabor. Cuando nos íbamos del lugar, platicamos un poco con los cocineros, quienes nos dijeron que eran argentinos. Nos preguntaron si nos ibamos a quedar permanentemente en Copenhague, y les dijimos que, desafortunadamente, ya nos íbamos al día siguiente.



Un viajero







En general, Copenhague nos pareció una ciudad interesante, aunque un poco descuidada en algunas zonas. Algunas partes no se veían tan limpias. Nos gusto mucho que sus edificios históricos tenían bonitos detalles de color verde azulado, y había plazas encantadoras donde se podía caminar y tomar fotos lindas. La gente fue muy amable con nosotros, y notamos una gran diversidad tanto en la población como en la gastronomía. Si volviéramos a Copenhague, nos gustaría visitar Tivoli Gardens, que es como un Six Flags, pero mucho más antiguo. Visitar lugares lejanos siempre enseña mucho, y sin duda volveremos cuando se dé otra oportunidad.



Saturday, April 6, 2024

Suecia es un país fascinante

Cuando llegó el momento de irnos a Suecia, si me dio un poco de nostalgia. A penas habían pasado unos días y ya nos teníamos que despedir de Finlandia. Ya me empezaba a ligeramente acostumbrar a ir a desayunar pan dulce y café a la tiendita de la esquina de donde nos hospedamos y a tomar el tren que nos quedaba a unas cuadras. Pero ni modo. Así fue como en la mañana nos preparamos para irnos al aeropuerto para tomar nuestro avión a Suecia.

En el filtro de seguridad retuvieron nuestras maletas. Por poco checaban la mía, pero luego los policías decidieron solo checar la de José. Ya después entendí que fue porque metimos nuestras esponjas de baño mojadas a nuestras maletas. A partir de ahí decidimos siempre guardar ese tipo de cosas en una sola maleta. Cuando llegamos a Suecia de lo que más nos sorprendió fue que no había filtro de migración para salir del aeropuerto. Tal vez fue porque veníamos de un país europeo. La cosa que nadie nos revisó el pasaporte ni nos hizo preguntas de cuánto tiempo estaríamos ahí, como fue que lo hicieron en Finlandia. Nos quedamos con las ganas de que nos sellaran nuestro pasaporte.

Al tomar el metro, rápidamente nos dimos cuenta de la diversidad de personas que había en ese país, no como en Finlandia en donde todos eran blancos. Había personas de piel oscura, morena y blanca. Eso nos hacía sentir como en casa, pues en Dallas hay personas de todo tipo. El metro también me pareció muy único y moderno. Aquí algunas fotos y videos que tome durante nuestro trayecto a donde nos hospedaríamos.







El lugar en donde nos quedamos era un departamento en una como unidad habitacional. El chavo/señor que nos lo rentó era músico y nos dijo que sus hijos estaban de paseo esos días y que él se quedaría en otro lugar. En su casa tenía muchos libros, un piano, una guitarra y un balcón. Sus ventanas tenían una excelentes cortinas que tapaban muy bien la luz del sol, pues a las 9 o 10 de la noche aún se veía claro. El dueño nos dio la bienvenida muy amablemente y nos dijo que nos sintiéramos libres de agarrar lo que gustáramos. Nos preguntó de donde éramos y tuvimos una ligera platica sobre eso. Dijo que había dejado fruta en la mesa para nosotros. Nos sentimos muy agradecidos e incluso le dejamos un buen review en el sitio de Airbnb. Eso si nos mostró donde depositar las bolsas de basura en caso de que se llenaran. También en ese lugar tuvimos la oportunidad de lavar nuestra ropa. Recuerdo que ese Airbnb fue de los más costosos en todo nuestro viaje, me imagino que fue por la cercanía que tenía al aeropuerto y a Estocolmo. Notamos que la calidad de vida en Suecia es un poco más costosa que en Finlandia. Comer fuera era ligeramente más caro. La zona en donde nos hospedamos se sentía muy familiar y segura. Ese día fuimos a cenar a un restaurante que justamente estaba en uno de los edificios cercanos al nuestro. Se me hizo muy buena idea que en las unidades habitacionales hubiera restaurantes, se prestaba para que la gente cómodamente fuera a comer algo sin tener que ir muy lejos. En cuanto entramos al lugar se sentía una vibra muy bonita. De hecho, en cuanto entramos una niña como de 5 años corrió hacia mí y me dio este dibujo. 


Se me hizo muy dulce. La niñita solo hablaba sueco, pero le agradecí con una sonrisa. Creo que debí de haberla abrazado. Me hizo sentir como en casa esa pequeñita. Pero creo que ya me volví muy precavida porque en Estados Unidos no se puede solo agarrar a los niños porque los papas lo pueden tomar a mal. También vimos que había unas personas del lado derecho y nos decían algo, yo como que entendí que nos ofrecían sentarnos a lado de ellos, pero no estaba muy segura. Todo paso muy rápido. Donde nos sentamos entraba la luz del sol tenuemente. En frente de nosotros había una pareja y más para al fondo había una familia. La familia nos observaba mucho, sobre todo la mamá y luego el papá se volteó como para vernos también. Ambos eran muy altos y parecían tener unos 40 años. Se veía y se sentía todo muy armonioso. De hecho, creemos que todos se conocían porque se saludaban y se despedían muy cálidamente y todos hablaban sueco solamente. Comenzaba a notar que los murmullos ya no se escuchaban en inglés y eso me hizo recordar cuando recién había llegado a los Estados Unidos y no sabía inglés. Por alguna razón me gustaba sentir esa sensación, me recordaba que estaba en otro lugar.

La comida también estuvo deliciosa.


 

En el metro también encontramos muy buenos músicos. Nos despedimos de este musico con una sonrisa. 



La zona turística en Estocolmo Suecia nos encantó. Aunque sentí que visitar Suecia es un poco más costoso, considero que vale muchísimo la pena visitar esa ciudad, pues es muy hermosa. Eso si, las calles son una tortura si no llevas los zapatos ideales, pues el pavimento no es plano, está empedrado.








Me sorprendió mucho encontrarme a la muñequita de pipi. Cuando tenía como 15 años, tuve la fortuna de ver su película. Es sobre una niña que era muy independiente y valiente. Me encantó mucho esa peli. Desconocía por completo que la película es sueca. De hecho, hasta la pequeña pipi y su creadora aparecen en uno de los billetes suecos. Por cierto, hablando del dinero, en Suecia para nada usan cambio. Por eso, al llegar a Dinamarca, terminamos cambiando las coronas suecas que teníamos a coronas danesas. Claro que nos quedamos algunas para coleccionarlas. En Dinamarca hubo algunos lugares en donde solo aceptaban cambio, al parecer porque su terminal no estaba funcionando.


Uno de los lugares más fascinantes que vimos en Suecia fue el Museo VASA en donde hay un buque de guerra del año 1628. Era impresionante ver lo bien cuidado que estaba y el sin fin de adornitos tallados en la madera. Los leones eran unos de los adornos mas repetidos en el barco y me llamó la atención que en una sección aparecían los emperadores romanos. Me gustan los nombres de Caligula y Galba y el nombre de Vespasianus me es familiar porque recuerdo que mi mamá me había platicado algo de un señor llamado Vespasiano, que vivía en su pueblo de origen.

En el museo nos explicaban los procesos para darle mantenimiento al buque y dijeron que en algún momento será inevitable que se destruya pues ya no será posible seguirlo preservando.








 

Aquí hay una maqueta que muestra como era el barco original. Se veía muy hermoso pintado. 



 

Este lugar estaba cerca del museo de VASA. Seguro era otro museo.


Después fuimos a comer, que pena que solo tome una foto de las bebidas que tomamos en el lugar donde fuimos a comer. A mi se me antojó una hamburguesa y mi esposo pidió un platillo que me recordaba mucho al sabor de los mixiotes. La carne era de cordero y estaba acompañado de una salsa que le daba muy buen sabor. Terminé comiendo de su platillo una vez que terminé mi hamburguesa. Luego platicamos un poco con el dueño del restaurante el cual resultó ser Iraní. Dijo que había emigrado a Suecia hace muchos años y que había aprendido el sueco y el inglés en ese país. Por cierto, el inglés lo hablaba bastante bien. También dijo que tenía 5 hijos. Sospecho que el lugar se llama Restarang Genuin. La comida estuvo muy buena. Aun no entiendo porque decidí pedir una hamburguesa haha.

Al día siguiente hicimos un hermoso paseo en barquito en el archipiélago de Estocolmo. Vimos otras zonas de Suecia. Había departamentos y casas que daban directo al mar báltico. Yo creo que las personas que viven ahí deben tener muy buenos ingresos. Hubo un poco de viento, pero aun así lo disfrutamos mucho. En el barco había familias, jóvenes, he incluso viajeros que andaban solos.










 Aun despues de eso nos fuimos a seguir disfrutando. No queriamos dejar de disfrutar Estocolmo. En ese lugar pagamos con coronas y creo que fue chistoso porque el chavo que nos atendio, termino ayudandonos a contar y resulto que tambien hablaba español.





Una de las cosas más fascinantes que hicimos fue andar en bici. Investigué que el costo no sería muy alto, pero quizá usamos las bicicletas equivocadas porque si salió algo carito. Pagamos como $30 dólares por bicicleta por todo el tiempo que las usamos. Me encantaron esas bicicletas porque tenían un motor eléctrico y cuando había subidas, las cuales eran muy empinadas, no teníamos que hacer mucho esfuerzo. Así fue como pudimos ver varios ángulos de la ciudad. Me fascinó ir muy rápido en la bici. Aqui algunos paisajes que pudimos ver.


















El fundador de Estocolmo.


Alguien paseando a una pequeña pipi.




Ahorita me acordé que en Suecia, Finlandia, Dinamarca y Alemania encontramos varias personas que hablaban español. En Finlandia, las personas que nos checaban los boletos para entrar a los turibus eran de España y Venezuela. También conocimos a un vendedor de cosas artesanales de Perú que era de ahí mismo, platicamos un poco con él y cuando se despidió dijo, -Viva México. En Suecia la persona que nos dio información sobre el transporte y nos vendió nuestros pases, hablaba español. Se oía como que era de España. En ese mismo país, una mesera que nos atendió, tenía acento de Argentina o quizás de Chile. La chica hablaba muy bien el sueco, porque vimos que una familia de suecos vino hacia ella y ella empezó a hablar con una niña que venía con ellos en sueco. Parecía que la niña venia triste y la chica le hablaba con mucho cariño. Los papas solo las observaban. Se me hizo tierna esa escena. Me recordó que estando en otro país vas construyendo tu propia familia.

En Dinamarca, los cocineros del lugar de tacos a donde fuimos a comer eran de Argentina. En Múnich Alemania, el chico que nos vendió unos helados nos dijo que hablaba español. En Berlín Alemania, la chica que nos atendió en un restaurante mexicano era mexicana. Creo que fue la única que conocimos que era compatriota. Era curioso, porque cuando les decíamos que éramos mexicanos, se sonreían, era como si les diera gusto vernos. Eso se me hizo muy lindo.

Por cierto, hablando de personas que hablan español, recordé que en una ocasión ya noche y de regreso al departamento que rentamos en Suecia, escuchamos música latina que al parecer venía de la parte de arriba de un edificio. Nos regresamos y vimos que había guardias de seguridad y había una sección para formarse para entrar. Vimos que venía una pareja y les pregunté no sé si en inglés o en español si sabían qué evento era y nos dijeron sí, es un evento de música latina. Nos dijeron que era el primer evento de música latina en Estocolmo. Nosotros así de que chido. Después, nos invitaron a entrar con ellos. Al parecer el chavo era uno de los organizadores de ese evento. Había cover esa noche y para nosotros fue gratis. Subimos varios pisos y al llegar a la parte de hasta arriba, vimos que se estaba poniendo bien el ambiente. La chica me dijo, -Quítate la chamarra chica que ya no es invierno. Creo que me dijo dos veces, haha. Y yo así de, -Ay no, yo tengo frio. La chica era de Chile y el chico de Perú. Fueron muy buena onda porque nos invitaron a entrar gratis. La música no era de nuestro total agrado, era como reguetón, pero era chido ver a tantos Latinos en un solo sitio disfrutando. Luego, fuimos al baño y descubrimos que estábamos en la azotea de un centro comercial. Para ir al baño, tenías que bajar por unas escaleras eléctricas y de ahí se alcanzaban a ver las tiendas de ropa ya cerradas. Eso sí, había mucha seguridad, he incluso eran Latinos los que cuidaban. No duramos mucho en el evento, pues ya estábamos algo cansados, nos fuimos después de un rato, pero si nos pareció chida la experiencia.

Durante nuestra visita en Suecia leí que también tuvieron practicas similares a las que tuvo Alemania para según mejorar su raza. Leí que hace tiempo esterilizaban a mujeres que no eran blancas y a mujeres pobres o que demostraban que no eran inteligentes. Según lo hacían para mejorar la clase de gente en este país. Que terrible debió ser vivir en esos tiempos ahí. Ahora se nota que sería un buen lugar para vivir, aunque no dudo que aun exista el racismo.

Lo que puedo decir en general de Suecia es que es un país muy cultural. Se nota que seguido hay eventos interesantes. Vimos varios carteles de eventos de música, cine y exposiciones. Si parece que son muy abiertos a culturas de otros lados del mundo.

Se nota que la ciudad tiene mucha historia y que sus zonas turísticas están bien preservadas. Las personas nativas parece que ya están muy acostumbradas a ver personas de diferentes lados. Ahí no notamos tanta atención especial hacia nosotros, pero tampoco fueron mala onda. Nos encantaría volver y porque no, vivir un par de años ahí. Me intimida un poco el idioma, pero quien quita y la hacemos comunicándonos en ingles solamente. Que fortuna fue haber visitado este hermoso país.